domingo, 29 de abril de 2012

But you've gone away...



Corrìa el año 1994, a finales de un caluroso mes de Mayo. Me atrevería a decir que un día 21. La alegría llamaba a tu puerta. Tu primer nieto. Una niña. La niña fue llamada Verónica y pasó bastante tiempo gravemente enferma por una infección a la que no sabían si su cuerpo podría sobrevivir. Pero lo hizo. Tras casi un mes de espera pudiste acunarla entre tus brazos, los cuales con 59 años podían acoger una nueva vida.

La niña fue creciendo. Se hacía fotos con un chaquetón más grande que ella en tu sofá. Con el traje de flamenca pequeñito hecho por tu hija paseó por tu puerta. "¡Abuelito!" Gritaba ella siempre que te veía. Tú siempre le dabas caramelos de esos masticables, pero le guardabas a ella los de fresa. Cuando no te quedaban le dabas 5 duros, o un caramelito de menta con los que la niña ponía unas caras raras con las que tu sonrisa se ampliaba aún más.

Venías a casa con tu mujer. Visitabas a tuu hija, tu nieta, y tu nuevo nieto. Un niño. Se llamó Ismael. La familia te ofrecía jamón y queso, ambos te encantaban. La familia tenía una botella de manzanilla siempre lista para ti.

Los niños siguieron creciendo y comenzaron los viajes a la playa, a Chipiona. Te encantaban sus aguas y su moscatel. Tu mujer siempre se quedaba sentada en la orilla al grito de "¡Niño! ¡No te metas tan pa'dentro! Pero tú siempre ibas más allá. La niña se metía contigo y os echabais agua. Al llegar a casa y darnos el lavado superficial en la ducha de fuera tú te aprovechabas para hacer pis. "¡Mamá, dile al abuelo que no haga pipí ahí!" Tú te reías y venías a taparme la boca.

Siguió pasando el tiempo. Tú dabas largos paseos con tus gafas de sol. Más tarde incorporaste el bastón, Aún así seguías viniendo a casa y seguías trayendo caramelos, aunque la niña ya no fuese tan niña y el niño ya no fuese un bebé.

Pero todo cambió. Ya no podías caminar tan firmemente. Vinieron los temblores, el miedo a salir. Con los temblores vinieron las caídas, los golpes, las costillas rotas, los cardenales...

Tenías parkinson, abuelo...

El tratamiento mejoró tu calidad de vida, pero las caídas no cesaban. Hasta que llegó la última caída. Una caída que lo desencadenaría todo.

Un ingreso en el hospital. Tu primer ingreso. La niña fue a verte. La niña era yo. ¿Te acuerdas abuelo? Sí, te sostuve y me dijiste que estabas harto de estar allí. Yo te dije que era tu primera vez ingresado y tomando pastillas, a tu edad, que no te preocupases, que íbamos a salir los dos juntos, tú de tu mal físico y yo del mío psicológico. Antes de irme te di un beso y te dije lo muchísimo que te quería . Pero volví a verte, y tú ya no me veías. Todos lloraban a tu alrededor, pero tú solo podías oírlos de lejos. Fue entonces cuando me descubrieron la verdad de tu enfermedad. Luchabas contra unas células que se multiplicaban cada vez más deprisa y empeoraban tu estado.


Finalmente, en completo silencio, exceptuando los sollozos de tus hijos, te fuiste.

¿Y ahora qué abuelo? ¿Cuándo voy a volver a verte? ¿Cómo voy a salir yo, sin ti? ¿Nos echas de menos? ¿Vas a querernos siempre? La abuela está sola, y ella y tus hijos visten de negro. No deberías haberte ido, no tú. No tú tan pronto. Sé que nos verás a todos crecer, pero yo también quería verte, todos queríamos hacerlo.

Vamos a echarte mucho mucho de menos abuelo.  Todo va a estar ahora vacío sin ti, empezando por tu casa y terminando por nuestros corazones.
Te quiero y lo haré hasta el dia que volvamos a vernos y pueda repetírtelo mientras beso tus mejillas.


"No llores hermana, que seguro que está en una feria del cielo comiendo jamón y bebiendo vinito"

1 comentario:

(¯`·._.·[ℓα∂у#σвѕ¢υяу]·._.·´¯) dijo...

sinceramente. espero que cuando parta yo hacia el infinito, escribas algo tan hermoso como a tu abuelo, con espero tardes aún muchíiiiiiiisimos añosen reunirte