Dicen las lenguas supersticiosas que cada vez que un hombre llora, y nace de su ojo una lágrima, de esa misma lágrima nace a su vez un hada. Un hada cuyo destino es curar la pena de ese hombre, amarlo y que él la ame, ya que las hadas solo aman una vez profundamente.
Cuando nacen, parecen tan humanas como nosotros, ni tan siquiera ellas saben que son hadas. Son personas normales con un candor especial, que es el que las caracteriza. Pueden llegar a brindar inspiracion durante horas al hombre que la lloró.
Pero no todas las hadas traen felicidad. Hay unas hadas, las hadas malditas, que tan solo traen tristezas. No solo para su creador, sino para ellas mismas. Están condenadas a vagar por el mundo sin su creador, ya que este las abandona prontamente por las desgracias que traen consigo.
Hubo una vez un hada ( que como no, no sabia que lo era) que conoció a un chico. Este chico le dijo que habia perdido a su hada. La chica/hada entristecida le preguntó que mal le causaba no tenerla y cómo era ella. EL chico respondió:
-El hada, mi hada, ha de ser mi inspiración. Sin ella no puedo escribir. Ella tiene que ser esa persona que, tras hablar aunque sea poco tiempo, me de inspiracion para escribir durante horas.
La chica se quedó pensativa mirando a su ordenador.
Lo que ni ese hombre ni esa hada sabían, era que ese hombre habia sido su creador, que ella estaba destinada a él, pero lo que era más importante...la nube oscura de esta historia...esque ella no era un hada normal...sino un hada maldita.
Al día siguiente la chica volvió a hablar con el chico. Este le dijo que tras hablar con ella la noche anterior habia escrito durante horas.
-No me lo puedo creer...Eres tú! Tú eres mi hada! Mi inspiración!
En ese momento la chica sintió como el corazón se le llenaba de alegría...y se daba cuenta de que estaba profundamente enamorada de él...
Al poco tiempo, su creador también se enamoró de ella. Salieron juntos...y no tardó demasiado en llegar las desgracias, discusiones, celos, ira, peleas tontas, insultos vanos, palabras no pensadas, tristeza, oscuridad...
El hada no se daba cuenta pero ella era la causante de todo aquello. Todo giraba a su alrededor.
Al cabo de unos meses, el creador, lleno de tristeza y ahogado por todas las agonías, no tuvo mas remedio que dejar al hada para buscar la felicidad en otros lugares mas adecuados, lejos de aquel ser maldito.
El hada cayó en la mas oscura desolación. No conseguía olvidar a su creador. No sabía que era...Humana, hada? No...tan solo algo...o quizás alguien...
Al tiempo despues otro hombre llegó a su vida. Pero obtuvo resultados parecidos. Solo consigue llevar malos sentimientos haciea el hombre que la ama. Ela no consigue amarlo como deberia. No se lo merece, no consigue hacerlo feliz. Ni a él ni a nadie. Esta relación sigue en curso, esperando a que el hombre se canse de ella y de su aura de tristeza.
El hada echa de menos a su creador, lo busca pero él ya no está. No quiere saber nada de ella. Él ya encontró la felicidad, sino total bastante superior. FUe tan fácil como alejarse de ella...
Y qué puede hacer el hada?
Nada...
El hada vaga entre dos mundos: su burbuja suave y difuminada y el mundo real, en el que parece que no hay espacio para ella.
-No sé si soy un hada real o no. Pero si lo soy soy oscura. Fui tu hada y tan solo traje tristeza, ijgual que ahora se la llevo a él. Ya sé lo que soy. Pero por favor no me dejes vivir sola...
El mayor temor de un hada maldita es morir sola
