sábado, 24 de septiembre de 2011

"Yo te amé, pero ya no"


Es esa, a mi parecer, una de las peores frases que puede decir o escuchar el ser humano (decirlo, porque es difícil, y escucharlo porque es una de las realidades más duras que debes aceptar)
Por desgracia, me he visto en ambas situaciones pero, ¿Qué pasa si yo mentía, si no decía toda la verdad?
Vereis, yo cuando amo a una persona, lo hago porque para mi esa persona es maravillosa: hermosa por dentro y por fuera, me hace reir, sentir bien conmigo misma, especial, pero sobre todo me enseña ( unas lo han hecho más que otras, otras más para bien y otras más para mal) Es por ello que, esa frase, desde mi punto de vista esconde otra mucho menos curel, aunque puede ser igual de dura:

" "Yo te amé, y hoy, aún así, te quiero, por ser como eres y haberme enseñado tantas cosas, por compartir tantos momentos conmigo y hacerme feliz"

Todas, absolutamente todas las personas a las que he querido, de una forma u otra, han dejado una huella en mí: Unas me enseñaron que con amigas, todo es mucho más divertido y que incluso las mejores se separan por las peores tonterías, otras que no importa lo lejos que estén dos personas cuando se quieren ( eso y pequeños detalles, como que los pingüinos excretan rosa) además de que las personas pueden hacerte más daño del que crees, hasta sin querer, otras que no todas las personas que no tienen la ESO son imbéciles, además de a no confiar en él si piensas que sigue enamorado de otra y te da motivos para creerlo, y últimamente, no dejo de aprender. Por supuesto de todo esto, lo malo no ejerce tanta influencia en mi como lo bueno. Pero todo lo demás, queda grabado a fuego en mí, forma parte de mi pensamiento y de mi forma de ser.
Aún así, este sentimiento no es mutuo. Nunca dejaré una huella en nadie, ni si quiera la que sea más superficial. La gente olvida y sustituye a quien no es importante. Hace una nueva vida quemando los pilares de la anterior. De éstas personas, ya pocas me recuerdan, si esque lo hacen. Algunas incluso ya han pisoteado y escupido en todo lo que yo haya podido hacer, colocando a alguien por encima de mi nimio recuerdo.

Cuando me vaya, lo único que quedará de mi, posiblemente sean unos videos de un tiempo mejor, unas alianzas con distintas inscripciones tiradas por ahí, unas iniciales grabadas en el mástil de una guitarra, y cosas así. No quedará ningún recuerdo bonito, ninguna sonrisa hacia mí, ni si quiera el eco de lo que, algún día, hubiesen sido mis palabras.